En febrero de este año, la profesora Nazila Ghanea, El Relator Especial de las Naciones Unidas sobre la libertad de religión o de creencias, presentó una solicitud apropiada Informe sobre la relación entre la prevención de la tortura y la libertad religiosa.
Tras haber trabajado durante casi tres décadas en el ámbito del derecho internacional de los derechos humanos, Ghanea ofrece una interpretación bastante comprensible de este concepto. La tesis principal del informe está bellamente formulada al final del mismo: “Hasta donde sabe el investigador, no hay materiales publicados que aborden específicamente la relación entre estos derechos”. Esto es así porque el informe, leído en su totalidad, constituye una forma novedosa de analizar la relación entre la libertad religiosa y la prevención de la tortura.
Del estudio realizado por Ghanea se desprende la siguiente conclusión: la coerción es el vínculo principal entre estos dos derechos. En particular, el informe afirma que "la coerción puede adoptar la forma de coerción física o psicológica/mental.
Estos dos aspectos están naturalmente interrelacionados.'Esta es una revelación significativa que va en contra de la corriente derechos humanos Discurso que ilustra cómo los intentos de cambiar o restringir las creencias religiosas de las personas equivalen a tortura psicológica.
El informe ofrece un panorama claro de las violaciones sistémicas, con énfasis en las prácticas discriminatorias que afectan a los grupos minoritarios y a las mujeres en particular. Uno de los extractos más llamativos del documento es el que muestra cómo “Los no musulmanes fueron obligados a cambiar sus creencias negándoles trabajo, ayuda alimentaria y educación”, que la Comisión Africana de Derechos Humanos y de los Pueblos dijo que es contraria a la religión y las convenciones sobre la tortura. Es importante destacar que el informe va más allá del análisis teórico y se centra en las experiencias de las víctimas.
Señala que “Los Estados, los funcionarios estatales, los tribunales, los órganos de tratados e incluso las personas que trabajan directamente con las víctimas no siempre han considerado ambos derechos en casos con cuestiones concurrentes”. Esta negligencia sistemática pone a las víctimas en mayor riesgo de volver a ser victimizadas.
La investigación revela patrones definidos de maltrato por motivos religiosos, entre ellos:
- exigir a las personas que actúen de una manera que está prohibida por sus creencias religiosas.
- interferencia con la práctica de la religión.
- Acoso psicológico a determinados grupos religiosos.
Un estudio de caso particularmente revelador del informe es un caso de la Bahía de Guantánamo y un detenido que afirmó que los guardias 'Tomar libros religiosos, colocarlos en el suelo y caminar sobre ellos, y luego romper las páginas', e incluso 'colocó el Corán en un tanque que contenía orina y excrementos. La Comisión Interamericana de Derechos Humanos Derechos humanos analizó dichas acciones basándose en dos criterios clave: "el propósito por el cual se infligió el acto" y "la intensidad del sufrimiento que sufrió el reclamante".
Las recomendaciones del informe para los Estados son integrales y transformadoras:
- Prohibir absolutamente la coerción en relación con las creencias religiosas
- Prohibir los intentos de cambiar las opiniones religiosas de las personas.
- Tener plenamente en cuenta los efectos físicos y psicológicos de la coerción religiosa.
- Capacitar al personal judicial
- Conozca y prevenga las formas de tortura agravadas por la humillación religiosa.
Esta es la demanda más urgente del profesor Ghanea:
“Es un problema grave que se hayan presentado muy pocos casos jurídicos relacionados con estos derechos ante organismos internacionales, mientras que este mandato ha documentado cientos de casos de violaciones a lo largo de los años”.
La importancia de este informe no es sólo académica. Al considerar la libertad religiosa en relación con la prevención de la tortura, Ghanea ofrece una importante contribución a la manera de prevenir sistemáticamente las violaciones de los derechos humanos.
Mientras las diferencias religiosas y los conflictos sociales y políticos siguen aumentando en todo el mundo, este informe llega como una contribución crucial y necesaria al discurso de los derechos humanos, instando a las instituciones de todo el mundo a perfeccionar aún más sus enfoques para proteger la dignidad humana.