Tanto las Naciones Unidas como una coalición de organizaciones de la sociedad civil y organismos de derechos humanos han emitido cartas abiertas al Consejo de Europa antes de la reunión del Comité de Ministros del 5 deth El Comité de Ministros retomará en la reunión de febrero el trabajo sobre un controvertido proyecto de texto sobre la regulación del uso de la coerción en psiquiatría. Esto se debe a que el Comité recibió en junio de 2022 los datos que había solicitado para poder analizar adecuadamente el asunto y la posible necesidad de esta regulación desde una perspectiva más amplia.
El Comité de las Naciones Unidas sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad, con su Carta abierta El Comité de las Naciones Unidas reiteró su preocupación por el hecho de que el Consejo de Europa, con su labor continua sobre el proyecto de protocolo adicional al Convenio Biomédico, no está avanzando hacia el fin del uso de cualquier forma de coerción en la prestación de políticas y servicios de salud mental para personas con discapacidad. El Comité de las Naciones Unidas recomienda encarecidamente al Consejo que retire el proyecto de protocolo adicional.
Al mismo tiempo, una coalición de organizaciones de la sociedad civil y organismos de derechos humanos presentaron una carta abierta al Consejo de Europa reiterando su profunda preocupación y solicitando que se retire el proyecto de Protocolo Adicional al Convenio Biomédico. Las organizaciones que representan la preocupación de la sociedad en general instan al Consejo de Europa a que se centre en la promoción de la atención de salud mental voluntaria y basada en los derechos y a que abandone el proyecto de protocolo adicional. Solicitan que el Consejo de Europa alinee su labor reguladora sobre las prácticas de salud mental con las normas modernas de derechos humanos.
Los estándares internacionales de derechos humanos en materia de salud mental
El Comité de las Naciones Unidas sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad (Comité de la CRPD) señaló con claridad que todos los Estados miembros del Consejo de Europa, que también son Estados partes de la Convención de las Naciones Unidas sobre los derechos de las personas con discapacidad, están obligados por la Convención de las Naciones Unidas. Se trata de un tratado internacional jurídicamente vinculante, ratificado por 192 Estados, y que, como señaló el Comité, “proscribe la institucionalización forzada e involuntaria y cualquier forma de privación de libertad basada en la deficiencia, incluso en situaciones de personas con discapacidad que atraviesan una crisis individual”.
El Comité de la ONU afirmó además que la Convención, asimismo, “prohíbe el uso de la coerción en la prestación de servicios de salud mental, que deben estar disponibles en la comunidad y no en entornos institucionalizados y se proporcionarán con el consentimiento libre e informado de las propias personas con discapacidad y no a través de terceros”.
La protección de las personas con discapacidad y sus derechos, señaló el Comité de la ONU, “nunca se logrará mediante la institucionalización involuntaria o forzada ni ninguna otra forma de privación de libertad basada en una deficiencia o mediante la coacción en materia de salud mental, sino mediante la aceptación y el ejercicio de su derecho a vivir de forma independiente y a ser incluidos en la comunidad, el acceso a servicios de apoyo comunitarios, incluidos los servicios de salud mental, y el restablecimiento de su capacidad jurídica”.
El Comité de la ONU destacó que “el respeto por los derechos de autonomía es fundamental para el enfoque contemporáneo adoptado por la CDPD. Esto requiere respeto por las propias decisiones moldeadas por la voluntad y las preferencias individuales, y la promoción de la autonomía personal mediante la toma de decisiones con apoyo. Requiere nuevos modelos de políticas y prácticas de salud mental que abarquen la no coerción, la elección personal, la vida en comunidad y la participación de los pares”.
En extensión de esto, las organizaciones de la sociedad civil destacaron que el tratamiento forzoso y el internamiento forzoso de personas en función de sus discapacidades, incluidas las personas con discapacidad psicosocial y las personas con problemas de salud mental, incluso si están regulados por la ley, violan los derechos a la no discriminación, la capacidad jurídica, la libertad y la seguridad, la integridad física y mental y la salud consagrados en la CDPD de la ONU.
Varios otros órganos y titulares de mandatos de las Naciones Unidas mantienen una posición similar contra el tratamiento y el internamiento involuntarios, incluso cuando los Estados tratan de justificar estas prácticas sobre la base de una “necesidad médica” o de la supuesta seguridad de la persona o de otras. En cambio, han subrayado que las prácticas coercitivas equivalen a tortura, y han pedido un cambio de paradigma hacia enfoques basados en los derechos mediante la participación de las personas con discapacidades psicosociales y problemas de salud mental y mediante el respeto de su voluntad y preferencias.
Oposición de la sociedad civil y de los usuarios de los servicios de salud mental
Las organizaciones de la sociedad civil en su Carta abierta Se observó que los usuarios de los servicios de salud mental y los sobrevivientes de la psiquiatría tienen una fuerte se opuso al proyecto de protocolo adicional desde 2014.
“Si bien comprendemos los objetivos del proyecto de Protocolo adicional, el proyecto de Recomendación sobre el respeto de la autonomía en materia de atención de salud mental logra estos objetivos de manera más eficaz y evita daños innecesarios. El Protocolo adicional corre el riesgo de afianzar la coerción y la institucionalización, empeorar los abusos de los derechos humanos de las personas con discapacidad psicosocial y crear conflictos legales entre el Consejo de Derechos Humanos y la sociedad civil. Europa obligaciones y la CDPD”, afirmó la coalición.
Un creciente consenso contra la coerción dentro de la comunidad de proveedores
Un número cada vez mayor de profesionales médicos y científicos están cuestionando las medidas coercitivas en la atención de salud mental, y algunos las consideran incompatibles con derechos humanosLa coalición de la sociedad civil señaló que los cuidados basados en la salud son una amenaza para la salud pública. Destacan la falta de evidencia que respalde la generalización o sostenibilidad de tales prácticas, al tiempo que señalan un claro daño a la salud física y mental, peores resultados y una significativa reducción de la esperanza de vida de quienes las sufren. Los investigadores también están cuestionando la validez de justificaciones como la peligrosidad y la proporcionalidad, señalando que estas suposiciones a menudo son injustificadas y sesgadas por factores como la raza, el género y la discapacidad.
Las soluciones basadas en los derechos humanos son viables y eficaces
Desde la suspensión de los trabajos sobre el proyecto de Protocolo Adicional en 2022, la Organización Mundial de la Salud La OMS ha puesto en marcha la iniciativa QualityRights. El programa, basado en la CDPD, ha ayudado a hospitales, regiones y países a evaluar sus sistemas de salud mental e implementar capacitaciones para proveedores de servicios con el fin de abordar el estigma y el uso de la coerción, así como cambios estructurales que mejoran la satisfacción de los usuarios de los servicios y la adherencia al tratamiento al disminuir el uso de la coerción.
La coalición de la Sociedad Civil señaló que los primeros éxitos de los programas en diversos países demuestran la viabilidad y los impactos positivos, para las personas y para los sistemas de salud, de la eliminación de la coerción en la atención de salud mental.
La coalición de la sociedad civil concluyó que “en conjunto, estas referencias hablan de la necesidad de más inversión e investigación, así como de la viabilidad y el éxito de prácticas alternativas en diversos entornos y con diversas poblaciones”.