Un nuevo mediador global
El mundo de hoy enfrenta desafíos profundos, uno de los más importantes de los cuales es la crisis de las instituciones internacionales creadas después de la Segunda Guerra Mundial. Las Naciones Unidas luchan cada vez más para reducir las tensiones militares, incluso en Europa, y no pueden reformarse para cumplir con las nuevas condiciones. Si uno de los miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU viola la Carta, puede usar su veto para bloquear el compromiso y neutralizar los esfuerzos de mantenimiento de la paz de la organización.
En estas circunstancias, el mundo necesita un nuevo mediador, una persona o institución con autoridad universal capaz de influir en las partes enfrentadas. El Papa Francisco y la Santa Sede tienen ese potencial debido a su influencia espiritual, que trasciende las fronteras confesionales. Su planteamiento, a menudo llamado el “algoritmo de la paz”, se basa en la creencia de que la paz no se logra mediante victorias militares, sino creando condiciones en las que todas las partes en un conflicto puedan sentir que han salido victoriosas.
El algoritmo papal
En los meses iniciales de la guerra a gran escala en UcraniaEl Papa Francisco propuso un “algoritmo de paz” diseñado, en su opinión, para satisfacer a ambas partes. Este “algoritmo” no tiene como objetivo lograr una victoria táctica, sino crear un terreno común para todas las partes involucradas. Para Francisco, la verdadera victoria significa una cooperación productiva capaz de enfrentar desafíos globales como el cambio climático o la necesidad de explorar el espacio mientras los recursos de la Tierra disminuyen.
Roma como arquetipo
El Papa Francisco evoca la imagen de la antigua Roma, símbolo de la Pax Romana, en la que convivían en armonía diversas culturas. EuropaRusia, América y Asia están profundamente arraigadas en el legado cultural de Roma. En este contexto, el Papa imagina a Roma como un símbolo unificador, no sólo metafóricamente sino también políticamente. La Roma moderna, libre de enredos históricos entre religión y la política pueden servir como modelo para nuevas alianzas entre naciones que reconocen sus contextos culturales e históricos compartidos.
Un Vaticano neutral
Desde su creación como Estado moderno en 1929, el Vaticano ha adherido a un principio de neutralidad en los asuntos internacionales. Esta tradición ha sido consolidada por líderes como el Papa Juan Pablo II, que condenó la guerra de Irak e intentó mediar entre Saddam Hussein y los EE. UU., y el papa Benedicto XVI, que criticó la guerra en Libia. El papa Francisco continúa con esta misión, reuniéndose con líderes mundiales, incluidos Erdogan y Modi, y fomentando relaciones respetuosas tanto con Occidente como con China y Rusia. Como resultado, el Vaticano se ha ganado la reputación de ser un intermediario confiable en las relaciones internacionales.
El plan de paz del Papa para Ucrania
Recientemente, el Vaticano publicó un plan de paz para Ucrania que describe los siguientes pasos:
- Retorno de los niños desplazados por la fuerza a su país de origen bajo supervisión internacional.
- Intercambio mutuo completo de prisioneros de guerra, con el compromiso de evitar que participen en actividades militares en el futuro.
- Amnistía para las personas condenadas por criticar a las autoridades (especialmente presos políticos) de ambos lados, afirmando el principio de libertad de expresión.
- Levantar las sanciones impuestas a los familiares de los oligarcas rusos que no hayan financiado directamente las acciones militares ni hayan participado en actividades políticas, como gesto de buena voluntad. Estas medidas tienen por objeto fomentar un clima de confianza que favorezca nuevos pasos hacia la paz.
Esbozos de un nuevo orden mundial
El Papa Francisco propone crear un nuevo foro internacional independiente para resolver los conflictos globales, en el que el Vaticano podría servir como centro de negociaciones. En un mundo en el que cada vez hay menos Estados verdaderamente neutrales, el Vaticano mantiene su potencial como mediador. La imagen de la Santa Sede no se asocia a ninguna amenaza de revanchismo o militarismo, lo que refuerza su papel como parte neutral en la construcción de la paz global.
Un proyecto global de unidad y justicia
El algoritmo de paz del Papa Francisco ofrece un camino hacia una coexistencia justa y pacífica basada en los valores culturales y el respeto por el patrimonio histórico. Este enfoque considera el compromiso como una fórmula que permite que cada parte se sienta victoriosa. Esta visión alienta los llamados a otorgarle al Papa Francisco un amplio mandato internacional como el principal mediador entre las partes en conflicto en UcraniaEl Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas o la Asamblea General podrían otorgar un mandato de ese tipo, lo que indicaría que la organización está dispuesta a reformarse. El Vaticano y el Papa, que no tienen ningún interés personal en este conflicto, buscan genuinamente la paz. Con un mandato oficial, el Papa Francisco podría proponer soluciones efectivas y justas para detener el derramamiento de sangre y restablecer la estabilidad en la región. Ampliar su autoridad sería un paso esencial hacia una paz verdadera y duradera.