Ginebra, 5 de julio de 2024 — En una dura advertencia de la Organización Mundial de la Salud (OMS), nuevos datos revelan que casi un tercio de los adultos en todo el mundo, aproximadamente 1.8 millones de personas, no cumplieron con los niveles recomendados de actividad física en 2022. Esta alarmante estadística marca un aumento significativo en La inactividad física, que aumentó del 26% en 2010 al 31% en 2022, pone de relieve el empeoramiento de la crisis sanitaria mundial.
El estudio, realizado en colaboración con investigadores académicos y publicado en la revista The Lancet Global Health, subraya la prevalencia generalizada de un estilo de vida sedentario y sus nefastas consecuencias. La OMS recomienda que los adultos realicen al menos 150 minutos de actividad física de intensidad moderada o 75 minutos de actividad física de intensidad vigorosa por semana. La actividad física insuficiente está relacionada con un mayor riesgo de sufrir problemas de salud graves, incluidas enfermedades cardiovasculares (como ataques cardíacos y accidentes cerebrovasculares), diabetes tipo 2, demencia y cánceres como el de mama y el de colon.
"Si esta tendencia continúa sin control, la tasa de inactividad física podría aumentar al 35% para 2030, descarrilando aún más los objetivos de salud mundiales", afirmó el Dr. Tedros Adhanom Ghebreyesus, Director General de la OMS. "Debemos renovar urgentemente nuestro compromiso de promover la actividad física, priorizando políticas sólidas y aumentando la financiación para revertir esta preocupante tendencia".
Disparidades regionales y grupos vulnerables
El informe pone al descubierto importantes disparidades regionales en los niveles de actividad física. Las tasas más altas de inactividad se registraron en las regiones de altos ingresos de Asia Pacífico (48%) y Asia Meridional (45%), y en otras regiones oscilaron entre el 28% en los países occidentales de altos ingresos y tan solo el 14% en Oceanía. Además, los datos revelan notables disparidades de género y edad: el 34% de las mujeres son inactivas en comparación con el 29% de los hombres, y algunos países muestran una brecha de género de hasta 20 puntos porcentuales. Además, las personas mayores de 60 años son notablemente menos activas que los adultos más jóvenes, lo que enfatiza la necesidad de intervenciones específicas para las poblaciones de mayor edad.
"La inactividad física es una amenaza silenciosa para la salud mundial y contribuye significativamente a la carga de enfermedades crónicas", afirmó el Dr. Rüdiger Krech, Director de Promoción de la Salud de la OMS. “Para abordar este problema, debemos innovar en motivar a las personas a ser más activas, teniendo en cuenta factores como la edad, el entorno y los antecedentes culturales. Al hacer que la actividad física sea accesible, asequible y placentera, podemos reducir drásticamente el riesgo de enfermedades no transmisibles y fomentar una población más sana y productiva”.
Señales de esperanza y el camino a seguir
Si bien el panorama general es preocupante, hay destellos de progreso. Casi la mitad de los países analizados han mostrado mejoras en los niveles de actividad física durante la última década. Además, 22 países están en camino de cumplir el objetivo global de reducir la inactividad en un 15% para 2030 si persisten las tendencias actuales.
En respuesta a estos hallazgos, la OMS insta a los países a intensificar los esfuerzos en la implementación de políticas para fomentar y facilitar la actividad física. Las medidas sugeridas incluyen la promoción de deportes comunitarios y de base, recreación activa y opciones de transporte como caminar, andar en bicicleta y el uso del transporte público.
“La promoción de la actividad física trasciende las elecciones de estilo de vida individuales; exige un enfoque que abarque a toda la sociedad”, afirmó la Dra. Fiona Bull, jefa de la Unidad de Actividad Física de la OMS. "Crear entornos que hagan que la actividad física sea más fácil y segura ayudará a garantizar que todos puedan disfrutar de sus numerosos beneficios para la salud".
Para abordar esta creciente crisis, son vitales los esfuerzos colectivos de los gobiernos, las organizaciones no gubernamentales y las partes interesadas de la comunidad. Es necesario aumentar las inversiones en estrategias innovadoras para llegar a las personas menos activas y reducir las desigualdades de acceso.
El urgente llamado a la acción de la OMS tiene como objetivo revertir la creciente ola de inactividad física fomentando un entorno global propicio para una vida activa y saludable. Lograr esto requiere un esfuerzo concertado que abarque la reforma de políticas, la participación comunitaria y el compromiso individual para adoptar un estilo de vida más activo en beneficio de la salud pública global.