Desde el 30 de enero, seis oligarcas rusos cercanos al gobierno se han suicidado en extrañas circunstancias, alimentando varias teorías de ajuste de cuentas en un contexto de sanciones económicas.
Seis multimillonarios o billonarios muertos desde el 30 de enero, menos de un mes antes del inicio de la agresión rusa en Ucrania. Curiosos suicidios de oligarcas rusos en Reino Unido, España y Rusia son cada vez más sangrientos, revela Newsweek: los tres últimos, los de Vasily Melnikov (en Nizhny Novgorod, Rusia, el 23 de marzo), Vladislav Avaev (en Moscú el 18 de abril) y Sergey Protosenya (en Lloret de Mar, España, el 19 de abril), fueron acompañadas por la muerte de mujeres y niños, asesinados por arma de fuego o puñaladas.
Antes que ellos, Mikhail Watford, un multimillonario petrolero hallado ahorcado el 28 de febrero en Reino Unido. Alexander Tyulyakov, encontrado en San Petersburgo el 25. Finalmente, Leonid Shulman, un alto ejecutivo de Gazprom, fue encontrado muerto en su baño a fines de enero.
La caída de la URSS y la llegada de una economía de mercado les había permitido enriquecerse, especialmente en el campo de las materias primas. Algunos de ellos, al frente de empresas estratégicas, incluso habían establecido importantes relaciones con la cúpula del Estado, beneficiándose de la indulgencia de Vladimir Putin. Pero desde el comienzo de la invasión rusa de Ucrania el 24 de febrero, los oligarcas parecen haber comenzado su declive.l
Duro golpe por las sanciones
En primer lugar, es una lluvia de sanciones económicas que ha caído sobre ellos. Occidente, consciente del papel que juega esta casta económica para mantener al señor de la guerra Vladimir Putin en el poder, les ha dado un duro golpe en la billetera. Adiós activos financieros, yates, villas y casas de campo en suelo europeo.
Desde estos seis suicidios en serie, han florecido las teorías: ¿un ajuste de cuentas entre clanes? ¿Purga disfrazada en la cima del poder? ¿Una serie macabra de suicidios que parecen coincidencias?
En cada ocasión, ni rastro de entrada forzada, puertas cerradas por dentro, pero sí algunos detalles inquietantes, como el afán de las autoridades rusas por limpiar los escenarios de la tragedia y validar la tesis del suicidio. O la ausencia de rastros de sangre en el cuerpo de Sergey Protosenya. El ex director ejecutivo de Novatek, número 2 en la industria del gas rusa justo detrás de Gazprom, que vivía en Francia, sin embargo, justo antes de suicidarse, habría matado a su esposa e hija con un hacha…
Los asesinatos disfrazados de accidentes o suicidios son una práctica muy mencionada en Rusia, sobre todo desde la era soviética, y sus servicios secretos tienen un saber hacer muy asumido en esta materia.